Se anuncia una Nova.

(Esperando el estallido de T coronae borealis)

Todo empieza con un “flechazo”. Ariadna se enamora de Teseo a primera vista (el chico debía estar macizorro) y le ayuda a escapar del laberinto del Minotauro con el famoso ovillo de lana, operación que más tarde veríamos versionada por Umberto Eco en la biblioteca de cierto monasterio… Espera, que nos desviamos. El caso es que el chico era un zángano de cuidado, porque luego la abandonó, y esta acabó casándose con un sacerdote que pasaba por allí. Nos desviamos otra vez. Lo importante: la corona o diadema nupcial de Ariadna termina, como otras muchas cosas griegas, en el firmamento, convertida en una bonita constelación. Vaya, esto de la basura espacial no es algo tan moderno.

Angelica Kauffmann, Ariadne Abandoned by Theseus

( Angelica Kauffmann, Ariadna Abandonada por Teseo. )

A ver, paremos. ¿Qué tiene que ver este dramón con una explosión estelar? Y sí, es un dramón clásico de los buenos, os invito a leer las versiones completas (recomendación: Los Mitos Griegos, de Robert Graves). Bueno, pues que en esta constelación está a punto de ocurrir, si se cumplen las previsiones, la explosión de una nova que deberíamos poder ver a simple vista. Y esto no es algo trivial.

Ariadna y Teseo. De bodasdeisabel.com

Corona borealis es una constelación del hemisferio norte, no demasiado grande pero muy fácil de reconocer. Se sitúa al este de Bootes (El Boyero), con 6 estrellas en forma de diadema muy fácil de ver, y cuya estrella central, la más brillante, recibe el apropiado nombre de Gemma. Este nombre en realidad es moderno; su otro nombre, Alphecca, vendría del árabe al-na´ir al-fakkah, “la (estrella) brillante en el (anillo) roto”, lo que también tiene todo su sentido (aunque podría sonar mal si tenemos la mente sucia).

Pero no es esta la que nos interesa, sino otra mucho más comedida en su brillo. T coronae borealis es habitualmente una estrella de magnitud 10.8, visible solamente al telescopio. Pero (léase “peeerooo”) tiene la costumbre de subir repentinamente su brillo hasta magnitud -2. Es decir, convertirse de repente en un astro bastante brillante y visible a simple vista sin ninguna dificultad, incluso en cielos contaminados. De ahí esa “T” inicial latina, que denota que es una estrella variable.

La primera referencia histórica que tenemos es en 1866, aunque tras conocerla hay indicios de otras observaciones más antiguas. Tras este primer estallido como era esperable se hizo un seguimiento detallado de la misma, lo que condujo a tener muchos datos sobre su comportamiento antes del ocurrido en 1945. Estos datos son los que permiten que ahora podamos decir que “se anuncia una nova”, cual novela de Agatha Christie.

¿A qué se deben estas repentinas subidas de tono? Venga, mejor “momentos de esplendor”. Bien, veamos qué es realmente T coronae borealis. Lo que nosotros vemos en el cielo como un solo punto luminoso es en realidad un sistema doble, formado por una gigante roja y una enana blanca. Este sistema de por si ya nos puede parecer exótico, pero hay algo más. La enana blanca “roba” materia a la gigante roja. Gas de su atmósfera más externa acaba siendo atrapado por la gravedad de la enana. Cada cierto tiempo la acumulación de materia extra en la superficie de la enana es suficiente para llegar al punto crítico en que se dan los procesos de fusión nuclear, y de repente esta estrella vuelve a brillar con el esplendor de una estrella “normal”. Este sistema tiene otras varias peculiaridades en las que no vamos a entrar ahora.

( Recreación artística (quizá demasiado) del sistema. NASA/CXC/M.Weiss )

¿Y por qué esperamos que “estalle” ahora? ¿Cuándo es ese “ahora”? Lo que se ha visto es que el comportamiento de la curva de luz y ciertos cambios espectroscópicos de la estrella se repiten un tiempo antes del estallido. Ya desde 2016 se viene observando algunos cambios parecidos a los que ocurrieron antes de estallidos previos, pero sobre todo es remarcable que en 2023 se ha visto un descenso de la magnitud hasta +12.3. Este comportamiento se observó exactamente igual en el estallido de 1945. Todos los datos apuntan a un probable estallido (con el correspondiente margen de error) entre febrero y septiembre de 2024. O sea, es posible que mientras estamos escribiendo estas líneas ya se haya producido el estallido. La pasada noche, 1 de mayo, aún estaba tranquilita. Habría estado bien para celebrar el día del trabajador.

Fijaros que sería pasar de una magnitud +12 a -2. Es decir, cambiará el aspecto de la constelación totalmente, ya que será visible a simple vista durante unos días. Vale la pena estar atentos, aunque sea solamente a simple vista.

Pero incluso os podéis lanzar a hacer algunas cosas con instrumentos muy simples. Fijaros que con una magnitud de +2 se puede captar el estallido con una cámara fotográfica sin más, incluso con la de muchos móviles actuales. Cámaras de videovigilancia y all-sky relativamente sensibles la captarán. Hay proyectos muy fáciles al alcance de casi todos, como por ejemplo fotografiar la zona repetidamente durante los próximos meses y montar luego el correspondiente time-lapse. Incluso hacer una fotometría muy simple.

Animaros, es uno de esos eventos astronómicos que pueden ser observados a simple vista y que solo ocurren una vez en la vida. Además, sabemos (casi seguro) que va a pasar, pero con cierto margen de incertidumbre para darle más “vidilla” al asunto.

( Localización de T coronae boralis en la constelación. )